quizás desde antes de los tiempos de ícaro, el ser humano ha sentido la imperiosa necesidad de dominar las alturas cual ave errante y sentir la plena libertad de volar.
dicen que una vez que se ha vivido tal experiencia, ya nada vuelve a ser lo mismo.
¡Ah!, pues yo no lo sé... Y creo que no tengo muchas ganas de saberlo...
ResponderEliminarcreo que fue muy malo poner como ejemplo a ícaro, jajajajajaja. él se acercó tanto al sol que la cera que mantenía unidas las plumas se derritió y él cayo perdiendo la vida. mejor hubiese puesto como ejemplo a dédalo, su padre.
Eliminarbesos.