Elías y cuatro amigos pintaron la acera delante de casa en un descuido. Pero poco les duró la broma: a la mañana siguiente las mamás estaban avisadas y los cinco se reunieron con estropajos a borrar los intentos de graffitys que habían empezado.
Pena no estar delante con la cámara cuando estaban todos juntos limpiando...
justamente eso es lo malo de los artistas callejeros: jamás dibujan en las paredes de sus propias casas. ellos pierden mágicamente la inspiración en ese momento.
ResponderEliminarbesos.
Ya... Elías vivía en la casa de al lado de la mía! Y fue precísamente delante de mi ventana en dónde se sentaron a pintarrajear la acera. Por respeto a su madre no le pintarrajeé yo la cara a él y a los otros...
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